Muy preocupante es el panorama de la renegociación de la deuda argentina. En la opinión de quien escribe, en primer lugar se necesita una banda de "Gurkas" para renegociar con nuestros acreedores, no, con el debido respeto, los funcionarios actuales del Ministro Martín Guzmán y aún menos a Joseph Stiglitz agitando desde su oficina en la Universidad de Columbia. La experiencia internacional nos demuestra esto y la licitación desierta para renovar bonos duales por 96 mil millones de pesos ayer pone de relieve que el proceso será largo, tenso y con muchos obstáculos.
Bono Dual: drástica medida, el gobierno decide reperfilar
Es cierto que el gobierno actual hereda una difícil situación que no generó en su totalidad. Sin embargo, debe tomarse nota que ni siquiera en las reestructuraciones pasadas de deuda soberanas "light", es decir donde hubo quitas de 10 a 20% del valor nominal y/o el valor presente neto (Uruguay 2003 o Ucrania 2007), con algún período de gracia, la cuestión se resolvió en menos de dos meses. Por no citar otras reestructuraciones como la Argentina de 2002-2005 o bien la de Rusia luego de su default en 1998.
La gira europea de Alberto Fernández culminó con saldo positivo
Martín Guzman lo sabe de memoria. Es un estudioso del tema y cuyas investigaciones (brillantes) conozco profundamente porque oficié como uno de sus evaluadores par en su ingreso al CONICET. De la academia a la "arena de la dura negociación" hay una distancia infinita.
Es cierto que el gobierno actual hereda una difícil situación que no generó en su totalidad.
Este año vencen 55 mil millones de dólares. El gran dilema que enfrenta el Ministro y el Gobierno es que si la quita de capital e intereses es de 10 a 20% y se nos otorga 3 años de gracia, la deuda externa pública en dólares sigue siendo insostenible hasta que volvamos a crecer significativamente, y generemos superávits fiscales y baje el riesgo soberano. Esto puede tardar mucho más tiempo.